“Me disgusta la idea de que toda esta felicidad que les doy a mis animales vaya a parar bajo un cuchillo”- Fran Oliver Giesbert.
Tras pasar toda su vida acumulando vivencias, anécdotas, reflexiones y lecturas sobre el tema, Franz-Olivier Giesbert alza su voz para exigir humanidad para los animales, de quienes nos brinda un sorprendente retrato, un recorrido histórico de nuestra relación con ellos y una inolvidable iniciación en su inteligencia, al tiempo que un informe estremecedor sobre el modo en que son sacrificados industrialmente. En las páginas de Un animal es una persona conviven una cabra psicoanalista, un lucio vengativo, Jacques Derrida, un gato brutalmente mutilado que desencadena un movimiento de protesta felino, además de los sabios cerdos y las poco populares arañas. Una historia única sobre los seres vivos destinada a cambiar o a reafirmar radicalmente nuestra perspectiva.
Cuando ví el título de este libro entre las novedades de la editorial Penguin Random House no dudé en solicitarlo, y es que me considero en ciertos aspectos un defensor de los animales. Durante la lectura me he sentido mal en varios aspectos, tanto de manera personal como hacia el sufrimiento de diversas especies animales que habitan en el mundo y que muchos al igual que yo solemos desconocer.
Los animales han sido parte de la vida del hombre desde tiempos inmemorables. Algunos han servido de alimento, protección, guía o simplemente de compañía. Ellos han estado presentes desde la creación de La Tierra. Este también es su hábitat, su mundo y por lo tanto tienen derechos al igual que nosotros…
Este libro está escrito por un hombre que ama a los animales y a través de las páginas nos comparte historias de amor que ha experimentado desde su infancia hasta su edad actual. Pero no todo es felicidad, también nos relata algunas anécdotas donde el sufrimiento de los animales es desgarrador, como por ejemplo, lo que se vive en todos los mataderos. La crueldad con la que el hombre termina con la vida de cerdos, gallinas, vacas, etc. para saciarnos con su carne (o pieles) y disfrutar de un buen platillo.
Esta lectura nos enseña que los animales tienen sentimientos, desde un pez hasta un perro. Nos enseña a valorar a estos seres con los que hemos convivido durante años y alza la voz por ellos citando hechos históricos, bíblicos y personales. El autor expone sus argumentos morales y sentimentales a lo largo de las páginas y nos reitera que los animales son tan personas como nosotros.
Algunas anécdotas me parecieron muy interesantes, como la del pequeño capítulo dedicado a Hitler; al igual toda la información-documentación del proceso que se lleva a cabo en los mataderos. También hay un par de historias conmovedoras, como la del loro y la gata…
No seamos indiferentes hacia la especie animal, ya sean domésticos o salvajes, aprendamos a convivir con ellos con respeto y amor. En la actualidad hemos sido testigos a través de las redes sociales de muchos actos de crueldad contra perros y gatos, los lastiman sólo por diversión o popularidad. Al menos en varias partes del mundo se está castigando severamente a quien comete tales agresiones.
Hubo un momento en que me sentí culpable por alimentarme de animales, no quise comer pollo durante una semana. Después reflexioné, recapacité y saqué conclusiones al respecto; (ya tendrán las suyas) supongo que muchos habrán experimentado algo similar al leer el libro. Recomiendo esta lectura a personas que tienen un gran amor hacia los animales. Gracias a la editorial PRH por el envío de este ejemplar.
<Los animales son hermanos nuestros; vamos a tener que darles otro trato. Nada podrá detener esa revolución de la mentalidad que ya está en marcha>