
“No volví a saber de mi libro gigante. Quién sabe en qué muelle acabó. Pero ya no necesito de él. Tengo los cuentos conmigo: bien guardados, seguros en mi memoria, protegidos por mi corazón” – Diego Fonseca
Sinopsis. A los cuentos no les gusta ser escondidos, porque las historias son libres. Ten en cuenta eso cuando te regalen un libro. Y más cuando se trate de uno grande, tanto como un gigante, donde quepan indios con sus arcos y flechas, cabalgando sobre los potros más impetuosos en una pradera interminable del planeta púrpura.
Recibí sorpresivamente este libro de cuentos que pienso utilizar en algún momento en las materias de Español y Literatura ya que uno de los temas del programa escolar es precisamente el cuento, así que me emociona mucho recibir este tipo de historias que mis alumnos podrán escuchar y disfrutar durante las clases y es que algunos cuentos siento que los van a comprender mejor los adolescentes y adultos, a pesar de que el libro va dirigido a un público infantil. Algunas historias son un tanto complejas y el lenguaje no es tan amigable para los pequeños lectores. Es un libro que debe ser leído por un adulto y explicarles con lujo de detalle la idea principal del cuento.
La edición del libro me gustó mucho. Es de tapa dura y en su interior veremos coloridas ilustraciones de Bruno Valasse, algunas son muy sencillas pero no dejan de ser bonitas y agradables a la vista. En total vamos a encontrar once cuentos, algunos cortitos, otros extensos. El lector podrá seleccionar el que más le llame la atención, es decir, no se necesita llevar un orden o secuencia para leer este libro, de hecho yo lo inicé con uno que llamó por completo mi atención: Botones en ciudad coneja y es que estos animalitos me llaman mucho la atención, aunque lamentablemente no fue el mejor…
Un señor con un bastón de caña fue uno de mis cuentos favoritos, es corto, pero muy bonito, (que curioso, los menos extensos son los que más me han gustado). El relato es muy sencillo, nos presenta una bonita amistad entre un niño, un anciano y un perro. El final es triste. Solo espero el niño haya aprendido la lección y pueda apreciar cada instante, cada momento que nos regala la vida para cuando mire al pasado, sonría.
Cómo educar a un padre también es un cuento cortito pero muy bueno si es que saben leer entre líneas. Los adultos siempre estamos preocupados por nuestros problemas, ya saben, mantener el trabajo, pagar las cuentas, limpiar la casa y demás responsabilidades que se adquieren con el paso de los años, nos olvidamos de disfrutar la vida. De contemplar un atardecer, de embriagarnos del perfume de las plantas o apreciar la naturaleza. Nunca es tarde para tomarse un descanso y simplemente gozar con nuestros seres amados.
El cajón de juguetes olvidados me hizo recordar a todos aquellos juguetes que tuve en mi infancia. Tantas horas de diversión y momentos inolvidables con amigos mientras jugábamos con las tortugas ninja o con los personajes de he-man, gi joe o batman. Curiosamente mis favoritos siempre eran los villanos. Me pregunto si esos juguetes hicieron tan felices a sus futuros dueños, quienes les brindaron otra oportunidad. Y saben, aún conservo a Donatello, mi tortuga favorita, nunca la olvidé.
Como pueden ver, en este libro encontrarán una gran variedad de historias las cuales echarán a volar la imaginación de cualquier persona que decida leerlo. Gracias a Harper Collins por el envío del ejemplar.